La Consellería de Sanidad ha puesto en marcha un Plan Integral de Salud Sexual frente al que se levantan voces en nombre de la Ciencia y su autonomía. En ese mismo nombre quisiera yo decir alguna cosa.
En otras materias de salud, como el creciente alcoholismo de nuestros jóvenes, la actitud de las autoridades es promover una conducta “sin riesgo” –no consumir alcohol- en vez de una conducta de compromiso –vino, pero no licores-. Lo mismo pasa con las drogas, después del fracaso de la doctrina de las “drogas blandas”. Y lo mismo con el tabaco: no se pretende que se fume tabaco bajo en alquitrán, sino que no se fume en absoluto.
Sin embargo, en materia de salud sexual parece que olvidamos lo que hemos aprendido en estos campos. Nadie puede ignorar que la conducta “sin riesgo” desde el punto de vista de la salud sexual es la castidad–que, por otra parte, no lo olvidemos, coincide con los deseos de la mayoría de padres de adolescentes-, pero nuestras autoridades se rinden antes de plantear la batalla por una conducta “sin riesgos” y se conforman con llegar a soluciones “de compromiso”, dando por sentado que la castidad no es alcanzable. Sin embargo, ¿cuántos programas para evitar el consumo de drogas, de tabaco o de alcohol han fracasado antes de ahora? Y, sin embargo, no nos hemos rendido: lo siguiente ha sido diseñar otro programa con ese mismo objetivo, y luego, otro, y otro. Pues si eso pasa con el tabaco, el alcohol o las drogas, ¿cómo no va a pasar con el sexo, para el que tenemos un impulso natural mucho más poderoso?
De modo que nos declaramos vencidos en la única educación sexual verdaderamente sin riesgos que conocemos, y nos conformamos con otras, que presentamos bajo el disfraz de “seguras”. Pero no lo son, porque aunque podemos calificarlas de “bajo riesgo”, no están en absoluto exentas de riesgo. Por poner sólo unos pocos ejemplos:
- La FDA, encargada en los Estados Unidos de autorizar la venta de productos sanitarios y de consumo, considera que la calidad de un preservativo es aceptable cuando la permeabilidad no supera 4 por mil; aspirar a una impermeabilidad absoluta no es realista.
- RF Carey y su equipo han demostrado que el látex no es impermeable al HIV y recomienda usar doble par de guantes para tratar las heridas de los enfermos de SIDA; esa misma recomendación debería extenderse al preservativo, pero no parece que vaya a ser una medida muy popular.
- N Hearst y SB Hulley han publicado en JAMA un estudio de la eficacia del preservativo para impedir la infección por HIV que concluye que es mucho menos peligroso mantener relaciones sexuales sin preservativo con alguien que no pertenece a un grupo de alto riesgo (drogadictos, bisexuales o prostitutas) que mantener relaciones sexuales en situación de alto riesgo usando preservativo, con lo que se desvanece la ilusión de que el preservativo proporciona seguridad.
- Los estudios de Salud Pública muestran entre un 10 y un 20% de infecciones entre quienes “siempre utilizan preservativo”.
-El uso del preservativo tiene un efecto añadido, que se pone en especial evidencia en los estudios entre adolescentes: animados por la invulnerabilidad que, a su juicio, les proporciona el preservativo, la conducta sexual podría llegar a ser más despreocupada, exponiéndose así a un riesgo más elevado. Y eso es exactamente lo que ocurre: J Kasun ha probado que en California, estado pionero en el acceso libre de adolescentes a los preservativos, en los cinco primeros años los embarazos de adolescentes se multiplicaron por 20 respecto al resto de los Estados de la Unión. Y , a la inversa, el número de embarazos y abortos descendió considerablemente cuando no hubo fácil acceso a estos medios, como fue el caso en Utah, que exigió en 1980 permiso de los padres para proporcionar estos métodos a los adolescentes. Lo mismo ha demostrado el equipo de JL Rogers para Minnesota
Si queremos salud sexual, lo primero que tenemos que hacer es averiguar qué es salud en materia de sexo. Todo lo demás es simplemente negar la realidad a favor de otro interés.
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Bibliografía:
R.F.Carey, W.A.Herman, S.M.Retta, J.E.Rinaldi, B.A.Herman, T.W. Athey, Effectiveness of Latex Condoms as barrier to Human Immunodeficiency Virus-sized Particles Under Conditions of Simulates Use, Sexually Transmitted Diseases, 1992, 19, 230-234.
. Preventing the Heterosexual Spread of AIDSAre We Giving Our Patients the Best Advice? JAMA. 1988;259(16):2428-2432
Kasun J. The War Against Population. San Francisco CA: Ignatius Press, 1988.
Rogers JL, Boruch RF, Stoms GB, et al. Impact of the Minnesota Prenatal Notification Law on Abortion and Birth. Am J Public Health 1991; 81: 294-298.
CDC. Condoms for Prevention of Sexually Transmitted Diseases. MMWR 1988; 37: 133-134.
National Recall Alert center. Recall warning Alert #842 (Condoms). March 26,1991 p.8.
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Bibliografía:
R.F.Carey, W.A.Herman, S.M.Retta, J.E.Rinaldi, B.A.Herman, T.W. Athey, Effectiveness of Latex Condoms as barrier to Human Immunodeficiency Virus-sized Particles Under Conditions of Simulates Use, Sexually Transmitted Diseases, 1992, 19, 230-234.
. Preventing the Heterosexual Spread of AIDSAre We Giving Our Patients the Best Advice? JAMA. 1988;259(16):2428-2432
Kasun J. The War Against Population. San Francisco CA: Ignatius Press, 1988.
Rogers JL, Boruch RF, Stoms GB, et al. Impact of the Minnesota Prenatal Notification Law on Abortion and Birth. Am J Public Health 1991; 81: 294-298.
CDC. Condoms for Prevention of Sexually Transmitted Diseases. MMWR 1988; 37: 133-134.
National Recall Alert center. Recall warning Alert #842 (Condoms). March 26,1991 p.8.