miércoles, 20 de octubre de 2010

LA PARTE POR EL TODO



Las células madre empiezan a mostrar una faceta inesperada: abaratar nuestro gasto de farmacia.
La experimentación con un fármaco de reciente diseño incluye conocer cómo se reparte por el organismo, y cómo se metaboliza, y también cómo se comporta el organismo ante él, cuál es la dosis mínima eficaz, la mínima tóxica, cómo se controlan o reducen sus efectos, etc. Para eso se recurre inicialmente a los animales de laboratorio, pero, antes o después, hay que observar los efectos en el hombre.
Todo esto tiene un alto coste, en primer lugar por escrúpulo ético: por una parte, algunos defensores de los animales muestran rotundamente su desacuerdo con estas prácticas, y, por otra, el dilema ético durante la fase humana puede aparecer respecto a los móviles que impulsan a los que se presentan voluntarios, y también respecto al riesgo al que se les somete, por remoto que sea.
Pero tiene también un coste económico no despreciable: pensemos que la fase animal puede costar unos cinco millones de dólares, y la fase clínica, llevada hasta el final –unos diez años- alcanzar los mil millones.
Y en cualquier momento de todo este recorrido puede surgir un inconveniente que haga imposible utilizar ese fármaco en la clínica humana. Entonces se pierde todo lo invertido hasta ese momento, y surge la pregunta: ¿no podría hacerse un primer descarte de forma más económica?
Los laboratorios Roche acaban de anunciar que su desarrollo de un nuevo antiviral ha sido suspendido por los efectos observados en el corazón de roedores, efecto que después han confirmado en tejido cardiaco humano desarrollado para ellos por Cellular Dynamics International a partir de células madre. Se ahorraban así los millones que les habría costado la fase humana, y podían haberse ahorrado los tres millones de dólares que les costó la fase con animales si hubieran empezado por ahí.
La competitividad hace el resto. Si Roche, con este nuevo método, puede cambiar años de trabajo y millones de dólares por una placa de laboratorio, las demás farmacéuticas no tardarán en hacer lo mismo. Pfizer y GlaxoSmithKline ya lo han hecho, y Cellular Dynamics International está haciendo su agosto: después de desarrollar células cutáneas y sanguíneas, se propone, para el próximo año, líneas celulares hepáticas y nerviosas. Mientras, su competidor, iPierian, no quiere quedarse fuera y comienza a desarrollar bancos celulares en los que se probarán nuevos fármacos para diabéticos y para pacientes con enfermedades neurodegenerativas. Y todos los esfuerzos utilizan células madre inducidas a partir de tejidos adultos, lo que suprime los dilemas éticos desde el principio.
Las células madre siguen siendo fuente de esperanza: menos gastos de producción significarán abaratar el producto final. Todos lo agradeceremos.