miércoles, 25 de noviembre de 2009

YO NO SÉ, SÓLO PREGUNTO


Leo en Las Provincias del pasado día 9 que Marga Sanz, coordinadora general de Izquierda Unida en el País Valenciano, se dispone a pedir al Consell que se retire la financiación pública de los colegios concertados que separan a sus alumnos por sexos. El día 18, publica El País una entrevista con José Antonio Griñán, Presidente de la Junta de Andalucía, en la que afirma que la educación diferenciada puede provocar en los niños “un perjuicio irreparable”. Nada nuevo.

Y de repente, como por sorpresa, el día 19 el diario Levante da a conocer que sólo siete centros de la Comunidad Valenciana han logrado que todos sus alumnos de 2º de Bachillerato aprueben la Selectividad, y de esos siete, cinco aplican la llamada “educación diferenciada”. Para mí, que soy absolutamente lego en la materia, que siempre he dado por buena la educación mixta y que he tenido a mis hijos escolarizados en centros que no llevaban a cabo esa segregación, la noticia me ha sorprendido y me ha hecho pensar. Siempre había oído exactamente lo contrario. ¿No será una casualidad, o una coincidencia?

Y me he puesto a buscar más datos, pero lo que descubro es que esa misma ventaja académica de los colegios con enseñanza diferenciada se ha observado en otros lugares:
-en Inglaterra y Gales, al finalizar la enseñanza obligatoria, de los 20 mejores colegios, 13 eran de escolarización diferenciada (General Certificate of Secondary Schools, 2001). En los últimos 5 años, según The Financial Times, entre las 25 mejores escuelas, el 94% eran diferenciadas. En 2006 el Office for Standards in Education, Children's Services and Skills (organismo independiente controlado por el Parlamento dedicado a la inspección escolar) publicó los pasos que debería seguir el gobierno británico durante los próximos 15 años para mejorar el sistema educativo y reducir el fracaso escolar, recomendando, como medida prioritaria, la atención a las diferencias sexuales en el aprendizaje mediante la separación de niños y niñas.
   -en el Canadá, según el Fraser Institute, 10 de los 16 mejores centros de secundaria son de educación diferenciada.
   -en Australia, el Australian Council for Educational Research ha realizado un seguimiento a 270.000 alumnos durante 6 años, y concluye que el ambiente de trabajo y el comportamiento eran entre un 15 y un 22% mejores en los colegios en los que los alumnos se separan por sexos.
   -en Suecia, la parlamentaria Chris Heister, presidente de la Comisión para el Estudio de la Educación sostiene, en su informe de julio de 2004, que la educación actual fracasa porque desprecia las diferencias entre los sexos, y recomienda que se organicen clases diferenciadas para chicas y para chicos, porque no es lícito imponer idénticas conductas y modelos educativos a los alumnos de ambos sexos.
   -en Alemania, algunos estados han presentado proyectos piloto que demuestran los beneficios de la separación entre chicos y chicas en materias concretas, y se han formado grupos sólo de chicas en física e informática para favorecer su acceso a carreras técnicas.
   -en los Estados Unidos, en octubre del 2006, con el acuerdo de republicanos y demócratas, se aprobó una nueva ley que permite la separación por sexos en los colegios públicos para favorecer el progreso en determinadas materias a edades concretas. La pretensión del Gobierno es que esta posibilidad se extienda a toda la población (The Washington Post, 25 de octubre de 2006).

Ante esto, se diría que, hoy por hoy, es difícil defender responsablemente la tesis de que la enseñanza diferenciada suponga para los niños “un perjuicio irreparable”. Más bien parece lo contrario: diversos estudios realizados con niños y niñas de diferentes culturas, razas y nivel económico y social, demuestran que, como regla general:
-en los niños, el pensamiento es deductivo, y retienen mejor los datos objetivos, aventajando a las niñas, en la educación secundaria, en lógica matemática, capacidad espacial y razonamiento abstracto
-en las niñas, el pensamiento es inductivo, y retienen mejor los datos subjetivos, aventajando a los niños, en educación primaria, en destrezas verbales, lectura, escritura y motricidad fina.
-en los chicos, que se desarrollan más tarde, se desarrolla más lentamente el área de autocrontrol, por lo que son más movidos, inquietos e indisciplinados. Un elemento esencial es la competencia, y la relación con el profesor suele ser de confrontación y tensión, por lo que precisan mayor disciplina y autoridad que las chicas.
-en las chicas, más maduras psíquicamente, el elemento esencial es la colaboración, y en la relación con el profesor predominan la comprensión y la afectividad.
-en secundaria, las chicas tienen mayor rendimiento académico y surgen conflictos con los chicos, a los que consideran unos niños. El mayor fracaso escolar en ellos se acompaña de falta de motivación y agresividad, y son tildados de violentos.
-a pesar de que es lugar común afirmar que la coeducación favorece la socialización y la disciplina escolar por el efecto moderador de las chicas, lo que se ha constatado es que en la educación mixta la actitud masculina es más agresiva y egoísta, y, aunque es cierto que entienden mejor a las chicas, refuerzan los estereotipos de los papeles de sexo y les pierden el respeto.
-y, al contrario, en la educación femenina pura las chicas tienen mejor concepto de sí mismas y una actitud en relación a los roles de sexo menos estereotipada, así como mayor capacidad de mantener buenas relaciones con compañeras y profesores (American Association of University Women).

La coeducación se implantó en España en los años 70. Casi 40 años después, parece que la realidad no responde a las promesas. Ya sé que no es decente decirlo así, pero ¿no habrá llegado ya el momento de cambiar el planteamiento y escuchar la voz de la experiencia? Ahora que tantos países occidentales están reconsiderando la separación de los alumnos por sexos, ¿tenemos que empecinarnos en mantener un sistema público ciego ante los resultados patentes en lugares tan distintos? Distintas comunidades autónomas se plantean negar la subvenciones oficiales a los colegios que no implanten la educación mixta ¿No sería mejor para todos acceder a una educación pública diferenciada? Y en vez de procurar que se nieguen ayudas a los centros que separan a sus alumnos por sexo, -lo que sería tanto como igualarnos por abajo- ¿no deberíamos aspirar a que deje de ser un privilegio al alcance sólo de los que puedan pagárselo? ¿No debería ser un supuesto de la educación pública, si quiere superar la desventaja de salida que tienen los más desfavorecidos?

lunes, 16 de noviembre de 2009

LAS CÉLULAS MADRE, HOY

La investigación con las llamadas “células madre” despierta tantas ilusiones y tantos intereses que las investigaciones resultan condicionadas por circunstancias ajenas a la ciencia (discrepancias éticas, conflictos políticos, la propia complejidad de las investigaciones,…). Un ejemplo extremo es el investigador coreano Woo Suk Hwang, que asombró al mundo en 2004 y 2005 al anunciar que había conseguido la clonación humana, para más tarde confesar que se trataba de una falsificación; con más facilidad y menos malicia, puede ocurrir lo que reveló en 2003 el grupo de DA Melton: que la aparición de células productoras de insulina a partir de células embrionarias de rata había sido sólo el fruto de un artefacto. Estos hechos reflejan las peligrosas consecuencias que pueden producirse cuando la ciencia se encuentra en el escaparate, y se siente obligada a dar lo que se espera de ella. Por eso importa conocer la verdadera situación de la investigación que se lleva a cabo, para evitar vernos arrastrados por nuestros deseos.

Aproximadamente dos semanas después de la fecundación, el embrión está en fase de blastocisto; más tarde constituirá un disco formado por tres hojas superpuestas, cada una de las cuales dará lugar a ciertos tipos de tejido, y no a otros. Así, por ejemplo, la piel y el sistema nervioso surgirán del “ectodermo”, los músculos, los huesos y los vasos sanguíneos del “mesodermo”, y el tubo digestivo, los pulmones, el hígado y el páncreas, del “endodermo”. Pero en el blastocisto todo esto está aún en germen, sin “diferenciar”, y por eso se recurre a él para obtener células que puedan dar lugar a estos diversos tejidos. Son las denominadas “células madre embrionarias”, para cuya obtención es necesario matar al embrión previamente: no se puede sacar la pieza sin deshacer el puzzle.

Pero hay también “células madre adultas”, que se encuentran en tejidos del organismo adulto. Son las mejor conocidas, y fueron las primeras estudiadas –las células madre de la médula ósea, “constructoras” de las células sanguíneas- y las primeras utilizadas en la clínica humana -para resolver problemas relacionados con enfermedades como la leucemia-. Progresivamente se han ido descubriendo en otros tejidos, y hoy se conocen células madre prácticamente de todos los tejidos adultos. Si inicialmente se creyó que las células madre adultas sólo podían diferenciarse hacia tejidos procedentes de su misma hoja embrionaria, son cada vez más numerosos los estudios que muestran la posibilidad de generar células que en el desarrollo embrionario proceden de otra hoja.

La principal aplicación de las células madre a la clínica humana es la medicina regenerativa. Su indicación más clara serían enfermedades como la diabetes, el parkinson, el alzhéimer, la esclerosis en placas, etc., pero hay que tener en cuenta que la reparación del tejido con células madre no significa que desaparezca la causa de la degeneración. La medicina regenerativa es una estrategia más a añadir, no un planteamiento global que vaya a sustituir por completo los criterios y esquemas de la medicina actual.

El principal escollo técnico es la obtención de preparaciones adecuadas de células madre, lo que puede requerir instalaciones que desbordan las de un laboratorio de investigación convencional: no es lo mismo aislar células madre para investigar su desarrollo, o para trasplantarlas a animales, que disponer de material suficiente para aplicar a un número de enfermos adecuado en condiciones que aseguren la calidad, homogeneidad y seguridad de las células empleadas.

A pesar de que las células madre embrionarias crecen con mayor vigor y tienen mayor potencialidad que las adultas, presentan dos inconvenientes que hace insegura su utilización: el primero es que hay pocas líneas celulares disponibles, lo que supone pocas posibilidades de encontrar muestras compatibles con un enfermo dado. Esto es debido a que obtener líneas embrionarias de suficiente pureza presenta varias dificultades técnicas, siendo la principal la contaminación con las células de ratón que se utilizan como nutriente, lo que implica un riesgo añadido de rechazo o de alteración genética. El segundo inconveniente es de mayor envergadura: se trata de su capacidad para dar lugar a la aparición de tumores. Son tumores compuestos por los tipos celulares más diversos, semejantes a los observados en el ovario y el testículo. Este inconveniente podría salvarse induciendo precozmente la diferenciación de la célula, pero se trata de una vía que debe aún ser demostrada y comprobada su seguridad.

Por contraposición, las células madre adultas, presentes en el propio enfermo, no provocan rechazo ni tienen capacidad tumoral. Esto se traduce en la diferente utilización de uno u otro tipo de célula madre, como puede comprobarse en el registro de ensayos clínicos que publica el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos en su página www.clinicaltrials.gov. La inmensa mayoría de ellos se hacen con células madre de la médula ósea, con una mayoría absoluta de ensayos de tratamiento de enfermedades hematológicas, pero también del miocardio, el tejido periodontal, o, en otro orden, las fracturas óseas, los traumatismos craneales y la diabetes mellitas. Igualmente bien representado está el capítulo de las células madre de cordón umbilical, y cada vez aparecen más estudios de células madre de otro origen (tejido graso, sistema nervioso, endometrio,…). Por las razones mencionadas más arriba, casi los únicos estudios en marcha con células madre de origen embrionario son líneas de investigación con células animales.

Esta es la realidad actual de las células madre y de la medicina regenerativa. El futuro es promisorio, pero hay que contar con el tiempo. Hoy por hoy, las células madre son sólo una vía de investigación que tiene aún camino por recorrer, y debe avanzar con pasos seguros, ajeno a la espectacularidad y el sensacionalismo. La alternativa serán casos como los mencionados al principio.
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"Investigación con células troncales". Dir: Carlos María Romeo Casabona. Monografías Humanitas, nº 4. Barcelona, 2006.
"Células madre. Encrucijadas biológicas para la Medicina: del tronco embrionario a la regeneración". César Nombela. EDAF. Madrid, 2007.
"Células madre. Ciencia, Ética y Derecho." Coord.: Roberto Germán Zurriarán. Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid, 2009.

EN MISA Y REPICANDO




No sé a qué obliga ser miembro de una logia masónica, o de un movimiento excursionista, por poner dos ejemplos. Pero como no lo soy, ni pretendo llegar a serlo, es asunto que no me interesa: allá sus miembros, y su disposición a aceptar esas condiciones. Y tampoco me imagino declarándome a favor ni en contra de esas obligaciones aceptadas libremente por sus miembros.

Sin embargo, cuando Monseñor Martínez Camino vincula el apoyo al aborto con la excomunión de la Iglesia Católica, falta tiempo para que se alce un coro de voces exaltadas que denuncian la intromisión de un Obispo en cuestiones políticas. No parecen darse cuenta de que estamos en el mismo caso: la Iglesia considera que promover el aborto voluntario es contradictorio con su fe, y hay que escoger. Pero es asunto que sólo concierne a los miembros de la Iglesia, o, mejor, a quienes aprecien serlo. A los que no lo son, el Obispo Auxiliar de Madrid no les ha dicho nada. A los que lo son, pero no les importaría dejar de serlo, tampoco. Monseñor Martínez Camino se dirige sólo a los miembros de la Iglesia que quieren seguir siéndolo, y les dice: “¡Cuidado!, ésa no es la dirección, por ahí no vas bien, te estás equivocando. Si te interesa venir con nosotros has de volver a este camino”. Nada más. Es doctrina vieja. Pero se ve que le ha parecido necesario recordarla. Y las reacciones que ha suscitado demuestran que, efectivamente, era necesario.

Cada quien es muy dueño de incorporarse a la Iglesia, o de abandonarla. Pero que los que se consideran alejados de ella quieran gobernarla parece excesivamente pretencioso. La Iglesia está definida. Podemos aceptarla o rechazarla, pero las dos cosas a la vez, no; no se puede estar en misa y repicando. Si yo quiero formar parte del equipo de fútbol de mi barrio, a lo que tengo que jugar es al fútbol. Y si alguien dice: “Yo, es que quiero coger el balón con las manos”, hay que decirle: “Muy bien. Pero eso no es fútbol. No te corresponde jugar en este equipo”.

Eso es lo que acaba de decir Monseñor Martínez Camino: que el que quiera favorecer el aborto provocado no puede estar en la Iglesia Católica. Nadie está obligado a preferir una cosa o la otra, pero si mi partido y mi fe se contradicen, o pongo mi fe por encima de mi partido, o pongo mi partido por encima de mi fe. Es tan elemental que no me explico los comentarios que suscita.