domingo, 30 de enero de 2011

A QUÉ LLAMAMOS SALUD SEXUAL

La Consellería de Sanidad ha puesto en marcha un Plan Integral de Salud Sexual frente al que se levantan voces en nombre de la Ciencia y su autonomía. En ese mismo nombre quisiera yo decir alguna cosa.
En otras materias de salud, como el creciente alcoholismo de nuestros jóvenes, la actitud de las autoridades es promover una conducta “sin riesgo” –no consumir alcohol- en vez de una conducta de compromiso –vino, pero no licores-. Lo mismo pasa con las drogas, después del fracaso de la doctrina de las “drogas blandas”. Y lo mismo con el tabaco: no se pretende que se fume tabaco bajo en alquitrán, sino que no se fume en absoluto.
Sin embargo, en materia de salud sexual parece que olvidamos lo que hemos aprendido en estos campos. Nadie puede ignorar que la conducta “sin riesgo” desde el punto de vista de la salud sexual es la castidad–que, por otra parte, no lo olvidemos, coincide con los deseos de la mayoría de padres de adolescentes-, pero nuestras autoridades se rinden antes de plantear la batalla por una conducta “sin riesgos” y se conforman con llegar a soluciones “de compromiso”, dando por sentado que la castidad no es alcanzable. Sin embargo, ¿cuántos programas para evitar el consumo de drogas, de tabaco o de alcohol han fracasado antes de ahora? Y, sin embargo, no nos hemos rendido: lo siguiente ha sido diseñar otro programa con ese mismo objetivo, y luego, otro, y otro. Pues si eso pasa con el tabaco, el alcohol o las drogas, ¿cómo no va a pasar con el sexo, para el que tenemos un impulso natural mucho más poderoso?
De modo que nos declaramos vencidos en la única educación sexual verdaderamente sin riesgos que conocemos, y nos conformamos con otras, que presentamos bajo el disfraz de “seguras”. Pero no lo son, porque aunque podemos calificarlas de “bajo riesgo”, no están en absoluto exentas de riesgo. Por poner sólo unos pocos ejemplos:
- La FDA, encargada en los Estados Unidos de autorizar la venta de productos sanitarios y de consumo, considera que la calidad de un preservativo es aceptable cuando la permeabilidad no supera 4 por mil; aspirar a una impermeabilidad absoluta no es realista.
- RF Carey y su equipo han demostrado que el látex no es impermeable al HIV y recomienda usar doble par de guantes para tratar las heridas de los enfermos de SIDA; esa misma recomendación debería extenderse al preservativo, pero no parece que vaya a ser una medida muy popular.
- N Hearst y SB Hulley han publicado en JAMA un estudio de la eficacia del preservativo para impedir la infección por HIV que concluye que es mucho menos peligroso mantener relaciones sexuales sin preservativo con alguien que no pertenece a un grupo de alto riesgo (drogadictos, bisexuales o prostitutas) que mantener relaciones sexuales en situación de alto riesgo usando preservativo, con lo que se desvanece la ilusión de que el preservativo proporciona seguridad.
- Los estudios de Salud Pública muestran entre un 10 y un 20% de infecciones entre quienes “siempre utilizan preservativo”.
-El uso del preservativo tiene un efecto añadido, que se pone en especial evidencia en los estudios entre adolescentes: animados por la invulnerabilidad que, a su juicio, les proporciona el preservativo, la conducta sexual podría llegar a ser más despreocupada, exponiéndose así a un riesgo más elevado. Y eso es exactamente lo que ocurre: J Kasun ha probado que en California, estado pionero en el acceso libre de adolescentes a los preservativos, en los cinco primeros años los embarazos de adolescentes se multiplicaron por 20 respecto al resto de los Estados de la Unión. Y, a la inversa, el número de embarazos y abortos descendió considerablemente cuando no hubo fácil acceso a estos medios, como fue el caso en Utah, que exigió en 1980 permiso de los padres para proporcionar estos métodos a los adolescentes. Lo mismo ha demostrado el equipo de JL Rogers para Minnesota
Si queremos salud sexual, lo primero que tenemos que hacer es averiguar qué es salud en materia de sexo. Todo lo demás es simplemente negar la realidad a favor de otro interés. 
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Bibliografía: 
R.F.Carey, W.A.Herman, S.M.Retta, J.E.Rinaldi, B.A.Herman, T.W. Athey, Effectiveness of Latex Condoms as barrier to Human Immunodeficiency Virus-sized Particles Under Conditions of Simulates Use, Sexually Transmitted Diseases, 1992, 19, 230-234.   

N. Hearst, MD, MPH; S.B. Hulley, MD, MPH . Preventing the Heterosexual Spread of AIDSAre We Giving Our Patients the Best Advice? JAMA. 1988;259(16):2428-2432 

Kasun J. The War Against Population. San Francisco CA: Ignatius Press, 1988. 

Rogers JL, Boruch RF, Stoms GB, et al. Impact of the Minnesota Prenatal Notification Law on Abortion and Birth. Am J Public Health 1991; 81: 294-298.

CDC. Condoms for Prevention of Sexually Transmitted Diseases. MMWR 1988; 37: 133-134.

National Recall Alert center. Recall warning Alert #842 (Condoms). March 26,1991 p.8.

 




miércoles, 26 de enero de 2011

ENSEÑANZA INDISCRIMINADA




El Gobierno ha hecho público el Anteproyecto de Ley para la Igualdad de Trato en la que se propone acabar con la subvención a la educación diferenciada por considerarla discriminatoria. Y es verdad que es discriminatoria, pero eso no significa que sea injusta, al contrario: el primer acto de justicia es tratar de forma diferente a lo que es diferente. La cuestión es saber si es justo discriminar –distinguir, separar- entre alumnos y alumnas a la hora de organizar la enseñanza.

¿Son iguales chicos y chicas? No pregunto si deben tener privilegios en función de su sexo, sino si son realidades diferentes y deben ser tratados diferenciadamente. Porque igual que los padres tratan a sus hijos diferenciadamente, para proporcionar a todos las mismas oportunidades a pesar de sus diferencias personales, la organización de la enseñanza debería tener en cuanta esa diferencia de partida, si existiese.

Y la verdad es que los rasgos psicológicos de unos y otras son muy diferentes, con claras consecuencias en el proceso de aprendizaje. Diversos estudios realizados en diferentes culturas, razas y nivel económico y social, demuestran que, como regla general:
-en las niñas el pensamiento es inductivo, y retienen mejor los datos subjetivos, aventajando a los niños en destrezas verbales, lectura, escritura y motricidad fina, mientras que en los niños el pensamiento es deductivo, y retienen mejor los datos objetivos, aventajando a las niñas en lógica matemática, capacidad espacial y razonamiento abstracto
-los chicos, que se desarrollan más tarde, se desarrolla más lentamente el área de autocontrol, por lo que son más movidos, inquietos e indisciplinados y la relación con el profesor suele ser de confrontación y tensión, por lo que precisan mayor disciplina y autoridad, mientras que en las chicas, psíquicamente más maduras, el elemento esencial es la colaboración.
-a pesar de que es lugar común afirmar que la coeducación favorece la socialización y la disciplina escolar por el efecto moderador de las chicas, lo que se ha constatado es que en la educación mixta la actitud masculina es más agresiva y egoísta, y, aunque es cierto que entienden mejor a las chicas, refuerzan los estereotipos de los papeles de sexo y les pierden el respeto.

Esto no es sólo teoría, sino que tiene reflejo empírico: en el Reino Unido y en el Canadá se ha observado que entre los mejores colegios de secundaria, hasta un 65% son colegios enseñanza diferenciada, y en Australia los resultados eran entre un 15 y un 22% mejores en los colegios en los que los alumnos se separan por sexos. Entre nosotros se ha publicado que de los siete centros que han conseguido que todos sus alumnos aprueben en junio la Selectividad en la Comunidad Valenciana, cinco aplican la educación diferenciada.

La situación cobra tal evidencia que las políticas educativas empiezan a dar la vuelta: en el Reino Unido el Office for Standards in Education, Children's Services and Skills (organismo independiente controlado por el Parlamento dedicado a la inspección escolar) ha recomendando, para reducir el fracaso escolar, la separación de niños y niñas; en Suecia, la parlamentaria Chris Heister, presidente de la Comisión para el Estudio de la Educación sostiene, en su informe de julio de 2004, que la educación actual fracasa porque desprecia las diferencias entre los sexos, y declara que no es lícito imponer idénticas conductas y modelos educativos a los alumnos de ambos sexos; en los Estados Unidos, en octubre del 2006, con el acuerdo de republicanos y demócratas, se aprobó una nueva ley que permite la separación por sexos en los colegios públicos para favorecer el progreso en determinadas materias a edades concretas.

La coeducación se implantó en España en los años 70, pero cuarenta años después la realidad no ha respondido a las esperanzas depositadas. ¿No habrá llegado ya el momento de cambiar el planteamiento y escuchar la voz de la experiencia? En lugar de negar dinero público para la educación diferenciada, ¿no deberíamos aspirar a que deje de ser un privilegio al alcance sólo de los que puedan pagárselo? ¿No debería ser un supuesto de la educación pública, si quiere superar la desventaja de salida que tienen los más desfavorecidos?

viernes, 14 de enero de 2011

LOS CRUZADOS DE LA ALIANZA

Esperaron a que fuera de noche para ir a por él. El jefe de los ancianos les había ordenado llevarlo atado a su presencia para ser juzgado, y aunque esperaban encontrarlo solo y ellos eran muchos, no iban tranquilos: su fama de hombre poseedor de unos poderes especiales hacía pensar que no sería fácil prenderlo; un mago poderoso que había resucitado a muertos y había aquietado las fuerzas de la naturaleza, que había caminado sobre el agua y alimentado a muchedumbres con un puñado de peces y unos panes, no tendría graves dificultades para desembarazarse de ellos. Por eso no olvidaron llevar consigo espadas y palos para defenderse.
Pero no tuvieron necesidad de usarlos, porque no encontraron la resistencia para la que se habían preparado. Es verdad que su sola palabra les hizo caer por tierra, pero él no se enfrentó a sus captores, lo que no dejó de suponer para ellos una sorpresa y un profundo alivio. Y la sorpresa fue mayor cuando lo vieron acercarse a curar la herida que uno de sus amigos le hizo con una espada al criado del jefe de los ancianos.
Tampoco los ancianos que lo juzgaron las tenían todas consigo. Había dicho de ellos algunas cosas terribles, pero también conocían los poderes que había manifestado en público, y no se atrevían a enfrentársele abiertamente. Por eso lo trataban con un respeto distante, y esperaban que otros hiciesen las acusaciones directas. Pero no había manera, él siempre les ponía en evidencia la falsedad de las acusaciones. Hasta que uno de los guardias pierde la paciencia y le abofetea. Al instante, la sala del tribunal enmudece y todos los ojos lo miran petrificados. El propio guardia, de pronto, cae en la cuenta de lo que ha hecho: “¡No, no, no…! “¡Dios mío… ¿qué he hecho?!”. Y todos esperan verlo caer fulminado bajo las iras del acusado.
Pero, para su sorpresa, no pasó absolutamente nada. Jesús no devolvió la bofetada, y todo el mundo respiró aliviado. Se habían acabado sus terribles poderes: podían escupirlo, insultarlo, abofetearlo, azotarlo, apalearlo,... ¡matarlo! ¡Fuera miedos! Habían descubierto que golpear a Jesús sale gratis. Empezaba la orgía de sangre.
Y hasta hoy, Jesús sigue siendo abofeteado. No hablo de nuestras ofensas personales, se trata de otra cosa más honda: el afán de borrar el rostro de Jesús a fuerza de golpes y salivazos. Últimamente, con especial virulencia, en la cara de su Vicario, cuya sola presencia despierta una agresividad que no se explica únicamente por la persona del Papa. Porque hay que admitir que tampoco el Papa acude a sus abogados, tampoco él se querella ni busca la venganza. Y los enemigos de Jesús se crecen: ya no toleran tampoco los crucifijos, repartidos por todos los rincones de todos los pueblos de Europa.
Ahora dan un paso más. Parece ser que la Universidad de Barcelona había firmado en 1988 un convenio, aún vigente, con el Arzobispado de Barcelona, en el que se acordó que se destinara un espacio académico al culto católico. Pero los activistas del laicismo fundamentalista no pueden convivir con eso, y llevan un par de meses boicoteando las misas que se celebran en su Facultad de Ciencias Económicas, donde se encuentra el oratorio. Las cosas han llegado a tal punto de violencia que las autoridades académicas no han podido seguir mirando para otro lado, y en un sucinto comunicado se muestran dispuestas a debatir la cuestión en los órganos de gobierno, porque “los tiempos y las opiniones cambian”. Para empezar, se ha cerrado el oratorio al culto para evitar más disturbios.
Siento tener que decirlo, pero en este comunicado de la Universidad de Barcelona no veo más que una invitación al derecho del más fuerte: si los fieles desalojados hubieran tenido el impulso de responder a la violencia con una violencia mayor en favor de su propia causa, las cosas habrían tenido que hacerse de otra forma. Lo que significa que no se protegen ya los bienes jurídicos a consecuencia de unos principios, sino que ya sólo se pretende evitar el choque con el más fuerte. En esto queda la Alianza de Civilizaciones, en la alianza de los que queden cuando hayan eliminado a los que no les gustan. Y cuando sólo queden en pie los que devuelven la bofetada, la Alianza se habrá reducido a un solo miembro: el más fuerte.
Recientemente, el pensador francés Bernard-Henri Lévy, ateo confeso y referencia intelectual de la “nueva izquierda”, reclamaba en el “Corriere della Sera” una defensa decidida de los cristianos perseguidos: “O se adhiere uno a la doctrina criminal y loca que hace competir a las víctimas (a cada uno los propios muertos, a cada uno la propia memoria y, entre unos y otros, la guerra de muertos y memorias) y nos preocupan sólo las víctimas ‘propias’, o se rechaza (sabemos que en todo corazón hay suficiente espacio para compasión, luto y solidaridad no menos fraternos)”. Y concluye: “¿existe acaso permiso para matar cuando se trata de los fieles del ‘Papa alemán’? ¿Un permiso para oprimir, humillar, martirizar, en nombre de otra guerra de las civilizaciones no menos odiosa que la primera?” “No –responde–. Hoy es necesario defender a los cristianos”.