viernes, 8 de febrero de 2013

UN ERROR ELEMENTAL

 
         La reciente propuesta de George Church, experto en Biología Sintética de la Universidad de Harvard, de clonar al hombre de Neandertal, ha sido calificada como descabellada por Camilo José Cela (Conde), que concluye de esa declaración que “parece aburrirse, o se le cruzan los cables mentales” (1). El profesor Cela es un especialista en el estudio del proceso evolutivo que ha conducido hasta nosotros, y coautor, en colaboración con Francisco J. Ayala, de un libro, “Senderos de la evolución humana”, que ha sido adoptado como texto base en los estudios universitarios de Antropología. Pertenece, además, al grupo de investigación “Evolución y Cognición Humana” de la Universidad de la Islas Baleares, y es miembro de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. Vaya, que es una autoridad en la materia. Lo que nos hace pensar que algo de razón tendrá cuando se pronuncia en asuntos de su especialidad.
Llega a decir el profesor Cela que la propuesta de George Church es no sólo descabellada, sino “de esas que jamás se atrevería a incluir en sus artículos serios -porque, de hacerlo, irían al cesto de los papeles-”. Efectivamente, las revistas profesionales cuentan con comités que supervisan el rigor y la calidad de los manuscritos que reciben y seleccionan los que llegarán a publicarse, que llevan ya, por eso, un marchamo de seriedad científica; por el contrario, las revistas de divulgación e información general carecen de criterio para seleccionar los artículos de mayor rigor científico.  Por eso sospecha el profesor Cela que Church nunca publicaría en una revista profesional lo que ha publicado en Der Spiegel.  No es tanto el nombre del autor como el medio que lo publica lo que representa –o no- una garantía para el lector inadvertido.
Pero el mismo Cela cae en la situación que critica cuando afirma, poco después, que el hecho de que un biólogo acepte la Creación (divina) es, en sí mismo, una anomalía. Dudo seriamente que se atreviese a escribir eso en un artículo profesional, porque no constituye en absoluto una afirmación científica. No estoy negando al señor Cela su derecho a afirmar algo así, digo, simplemente, que cuando dice cosas como esa no está respaldado por su prestigio profesional ni por sus conocimientos científicos, sino que se encuentra a ras de suelo, tratando un asunto que no compete a la rama del saber en la que es una autoridad reconocida. Vierte su opinión, pero no puede verter un conocimiento. La superespecialización que impera hoy hace que cuando los científicos vagan por el campo de la Filosofía o de la Teología y comienzan a pronunciarse sobre las últimas realidades, lo hacen a menudo sin los instrumentos intelectuales adecuados, y muchas veces sin conciencia alguna de que existen tales instrumentos.
Si, como parece, Cela considera que fuera de la ciencia no podemos encontrar verdades respetables, hay que advertir que eso ya no es ciencia, sino cientifismo. El cientifismo sirve muy bien a sus partidarios, porque les convence de que sólo la ciencia proporciona un paradigma válido de conocimiento, pero es una ideología que se autodestruye: sus afirmaciones no son la conclusión de ninguna investigación científica, sino que se encuentra exactamente en la posición que critica. La pretensión de que no puede haber conocimiento válido fuera de la ciencia no puede ser defendida desde dentro de la ciencia. Se trata de un error filosófico elemental, como el de un niño que pretendiera que no existen más personas que las que viven en su casa porque él no conoce a nadie más.
Cuando reflexionamos sobre la ciencia, sus objetivos, su valor, sus límites, no estamos haciendo ciencia, sino filosofía. Esto puede que no guste a los cientifistas poco amigos de la filosofía, pero no hay manera de evitarlo. El profesor Cela es, seguramente, un buen científico, y, desde luego, un buen comunicador. Pero parece no darse cuenta de que como filósofo –y no digamos nada como teólogo- es bastante pobre.
¿Cómo puede un científico llegar a ser cientifista? Porque ciencia y cientifismo son incompatibles. La ciencia basa su éxito en que adopta puntos de vista restringidos, delimita su ámbito y evita preguntas que caen fuera de él. El científico se concentra en asuntos muy concretos, los estudia con métodos rigurosos y pone especial cuidado en evitar extrapolaciones y generalizaciones injustificadas. Y eso es precisamente lo que es el cientifismo: una generalización sin base, una mala filosofía. Que se presenta disfrazada de ciencia, pero es sólo para ver si cuela.
Pues no, no cuela.