La acción de España en América no puede comentarse en
cuatro párrafos. Ya traté de ella en otro momento. Y como no siempre tenemos el tiempo y la voluntad
necesarios para acudir a las fuentes, me atrevo a proponer, a quien pueda
interesarle, una serie de citas de diversos autores acerca de esta acción. Pido
perdón a quien le parezca demasiado pesado para terminar y paciencia para
hacerlo, pues creo que justifican un modo de ver la historia que se acerca más
a lo que fue aquella realidad que lo que acostumbramos a leer en esta celebración.
SOBRE LA SUPERIORIDAD DE LAS FUERZAS ESPAÑOLAS:
“La opinión popular hizo durante muchos años una gran
injusticia a esos y otros de los conquistadores españoles, empequeñeciendo sus
hechos militares por causa de la gran superioridad de sus armas sobre los
indígenas y acusándolos de crueles y despiadados en la exterminación de los
aborígenes. La luz clara y fría de la verdadera historia nos lo presenta de una
manera muy distinta. En primer lugar, la ventaja de las armas apenas era otra
cosa que una superioridad moral en inspirar terror al principio entre los
naturales, puesto que las tristemente toscas e ineficaces armas de fuego de
aquella época apenas era más peligrosas que los arcos y flechas que se les
oponían. Su eficacia no tenía mucho mayor alcance que las flechas, y eran diez
veces más lentas en sus disparos. En cuanto a las pesadas y generalmente
dilapidadas armaduras de los españoles y de sus caballos, no protegían del todo
a unos ni a otros contra las flechas de cabeza de ágata delos indígenas, y
colocaban al hombre y al bruto en desventaja para luchar con sus ágiles
enemigos en un lance extremo, además de ser una carga muy pesada con el calor
de los trópicos. La “artillería” de aquellos tiempos era casi tan inútil como
los ridículos arcabuces.” (Charles
Fletcher Lummis)
“La batalla de Otumba, una de las batallas decisivas de la
Historia, demostró de modo concluyente que fueron los españoles mismos, y no su
armamento superior, lo que conquistó el imperio azteca. Sólo hombres de
extraordinario vigor físico y valentía podían haberse librado de ser aniquilados
por el mero peso de la cantidad” (Prescott)
“Pusimos y aventuramos nuestras vidas descubriendo tierras
que jamás se había tenido noticia de ellas, y de día y de noche batallando con
multitud de belicosos guerreros, y tan apartados de Castilla, sin tener socorro
ni ayuda ninguna, salvo la gran misericordia de Dios Nuestro Señor”. (Díaz del
Castillo)
“Pues de aquellas matanzas que dicen que hacíamos, siendo
nosotros cuatrocientos y cincuenta soldados los que andábamos en la guerra,
harto teníamos que defendernos no nos matasen y nos llevasen de vencida, que
aunque estuvieran los indios atados no hiciéramos tantas muertes” (Díaz del
Castillo)
SOBRE EL TRATO DADO A LOS INDÍGENAS:
“Los aventureros españoles de América necesitan todas las
concesiones que la caridad pueda hacerles” (John Fiske)
"En cuanto a su comportamiento con los indígenas, hay
que reconocer que los que resistieron a los españoles fueron tratados con
muchísima menos crueldad que los que se encontraron en el camino de otros colonizadores
europeos. Los españoles no exterminaron ninguna nación aborigen –como
exterminaron docenas de ellas nuestros antepasados (los ingleses) y, además,
cada primera y necesaria lección sangrienta iba seguida de una educación y de
cuidados humanitarios. Lo cierto es que la población india de lo que fueron
posesiones españolas en América es hoy mayor de lo que era en tiempo de la
conquista, y este asombroso contraste de condiciones y la lección que encierra
respecto al contraste de los métodos, es la mejor contestación a los que han
pervertido la historia” (Charles Fletcher Lummis)
“Además, (durante el cerco de Manco Capac a Lima) los
indios que se habían visto obligados a servir como yanaconas a los españoles de
Lima salían por la noche de la ciudad y traían víveres a sus amos, incidente
que nos demuestra el carácter patriarcal que ha tenido siempre el hogar español
y también nos recuerda que, de todos los pueblos europeos, han sido los
españoles los más humanitarios propietarios de esclavos, y que el amo español
miraba corrientemente a todos sus servidores, fueran libres o esclavos, como
miembros de su familia” (Frederick Alex Kirpatrick)
“Al enjuiciar la obra de los españoles en América se
piensa, naturalmente, en la obra posterior de los ingleses en América del
Norte. Al momento surjen puntos de contraste. Como la primera colonia española
permanente data de 1493 y la primera colonia inglesa de 1607, habiéndose
reproducido ambos países en el Nuevo Mundo, la Inglaterra así reproducida era
la Inglaterra de los Estuardo y la Commonwealth, mientras que aquella España
era la de los Reyes Católicos y la de Carlos V. La colonización española
coincidió con el período de exploración aventurera; la colonización inglesa
siguió al período de aventuras. Cuando se acusa a los conquistadores españoles
de inhumanos e ineficaces, hay que recordar esta diferencia de tiempo. Todo lo
que se ha dicho –en primer lugar, por españoles- sobre esa crueldad y esa
ineficacia, es verdad, pero no la verdad completa. Debe recordarse que durante
ese mismo período también conquistaban y colonizaban los ingleses, pero en
Irlanda; y se dudaría antes de afirmar que su conducta fue más eficaz o más
humana.” (Frederick Alex Kirpatrick)
“Una de las cosas más asombrosas de los exploradores
españoles –casi tan notable como la misma exploración- es el espíritu
humanitario y progresivo que desde el principio hasta el fin caracterizó sus
instituciones. Algunas historias que han perdurado pintan a esta heroica nación
como cruel para los indios; pero la verdad es que la conducta de España en este
particular debería avergonzarnos. La legislación española referente a los
indios de todas partes era incomparablemente más extensa, más comprensiva, más
sistemática y más humanitaria que la de la Gran Bretaña, la de las colonias y
la de los Estados Unidos todas juntas. Aquellos primeros maestros enseñaron la
lengua española y la religión cristiana a mil indígenas por cada uno que
nosotros aleccionamos en idioma y religión. Ha habido en América escuelas españolas
para indios desde el año 1524. Allá por 1575 –casi un siglo antes de que
hubiese una imprenta en la América inglesa- se habían impreso en la ciudad de
México muchos libros en doce diferentes dialectos indios, siendo así que en
nuestra historia sólo podemos presentar la Biblia india de John Eliot; y tres
universidades españolas tenían casi un siglo de existencia cuando se fundó la
de Harvard. Sorprende por el número la proporción de hombres educados en
colegios que había entre los exploradores; la inteligencia y el heroísmo
corrían parejas en los comienzos de la colonización del Nuevo Mundo” (Charles
Fletcher Lummis)
“El empeño de los exploradores españoles en todas partes
fue educar, cristianizar y civilizar a los indígenas, a fin de hacerles dignos
ciudadanos de la nueva nación, en vez de eliminarlos de la faz de la tierra
para poner en su lugar a los recién llegados, como por regla general ha
sucedido con otras conquistas realizadas por algunas naciones europeas. De vez
en cuando hubo individuos que cometieron errores y hasta crímenes, pero un gran
fondo de sabiduría y humanidad caracteriza todo el generoso régimen de España,
régimen que impone admiración a todos los hombres viriles” (Charles Fletcher
Lummis)
“En América española fueron considerados los nativos desde
el principio como súbditos de la Corona de España, mientras que en América
inglesa se les trataba generalmente como naciones independientes (amigas o
enemigas, según se presentara el caso)” (EG Bourne)
“La mayor cosa después de la Creación del mundo, sacando la
Encarnación y Muerte de quien lo creó, es el Descubrimiento de Indias” (López
de Gómara)
“Las afirmaciones de los historiadores de gabinete de que
los españoles esclavizaron a los Pueblo o a otros indios de Nuevo Méjico; de
que les obligaban a escoger entre el cristianismo y la muerte, que les forzaban
a trabajar en las minas, y otras cosas por el estilos, son enteramente
inexactas. Todo el régimen de España para con los indios del Nuevo Mundo fue de
humanidad y justicia, de educación y de persuasión moral, y aun cuando hubo,
como es natural, algunos individuos que violaron las estrictas leyes de su país
respecto al trato de los indios, recibieron por ello el condigno castigo”
(Charles Fletcher Lummis)
VALORACIÓN GENERAL
“(Cristóbal Colón) Halló el camino para aquellos
exploradores, descubridores, conquistadores y colonizadores que, en el transcurso
de medio siglo, penetraron en un mundo de nueva y fantástica hechura;
sometieron a dos extensas monarquías ricas en tesoros acumulados y en filones
inexplotados de metales preciosos; atravesaron bosques, desiertos, montañas,
llanuras y ríos de una magnitud hasta entonces desconocida, y marcaron los
límites de un imperio cerca de dos veces mayor que Europa con una rapidez audaz
y casi imprudente, pródiga en esfuerzo, sufrimiento, violencia y vida humana”
(Frederick Alex Kirpatrick)
“Había un Viejo Mundo grande y civilizado: de repente se
halló un Nuevo Mundo, el más importante y pasmoso descubrimiento que registran
los anales de la Humanidad. Era lógico suponer que la magnitud de ese
acontecimiento conmovería por igual la inteligencia de todas las naciones
civilizadas, y que todas ellas se lanzarían con el mismo empeño a sacar
provecho de los mucho que entrañaba ese descubrimiento en beneficio del género
humano. Pero en realidad, no fue así. Hablando en general, el espíritu de
empresa de toda Europa se concentró en una nación, que no era por cierto la más
rica o la más fuerte” (Charles Fletcher Lummis)
"No puedo dejar de alabar la paciente virtud de los
españoles. Rara vez o nunca hemos visto que una nación haya sufrido tantas
desgracias y miserias como los españoles en su descubrimiento de las Indias; no
obstante, persistiendo en sus empresas con invencible constancia, anexionaron a
su imperio provincias tantas y tan ricas como para enterrar el recuerdo de
todos los peligros pasados. Las tempestades y naufragios, el hambre, trastornos
políticos, motines, calor y frío, peste y toda clase de enfermedades, tanto
antiguas como nuevas, junto a una extremada pobreza y carencia de las cosas más
necesarias, han sido los enemigos con que ha tenido que luchar cada uno de los
más ilustres conquistadores. Muchos años han pasado sobre sus cabezas mientras
recorrían no muchas leguas y, en verdad, más de uno o dos han gastado sus
esfuerzos, sus bienes y sus vidas en la busca de un reino dorado sin llegar a
tener de él más noticias que lo que sabían cuando partieron, y, sin embargo,
ninguno de ellos, ni el tercero, ni el cuarto, ni el quinto, se descorazonaban.
Desde luego han sido muy justamente recompensados con los tesoros y paraísos
que hoy disfrutan, y merecen disfrutarlos en paz, si no impiden a otros el
ejercicio de la misma virtud, que quizá no se volverá a dar” (Raleigh)